12 May Maldita Beach Rock
Pero sobretodo tocar, tocar, tocar. Esa es mi vida y ¡Me encanta! pero si por encima de todo eso hay algo que me “llena”, que responde afirmativamente a muchas de mis dudas y mis preguntas es ENSEÑAR y si es a principiantes ¡premio doble!
Maldita Beach Rock es la representación tangible y plausible de este sentimiento. Los primeros cuatro días “mi equipo y yo” (“los batacas”) nos dedicamos a la práctica de la batería trabajando los conceptos básicos del instrumento como son la coordinación, técnica, postura, lectura y ritmos básicos. Igualmente, por su parte, hicieron los bajistas, guitarristas y cantantes.
Todo este trabajo lo hicimos en grupo y sin perder, nunca, el sentido lúdico del campamento mezclando actividades musicales, lúdicas y deportivas.
A partir del quinto día comenzaron los ensayos con las bandas que previamente se formaron con los aplicados estudiantes y es aquí donde comenzó a fluir toda la magia del campamento. Y aquí entendí que es bien cierto que la cara es el espejo del alma, solo bastaba con ver el brillo de sus ojos para cerciorarse de que estaban cumpliendo un sueño: ¡¡estaban tocando la batería con una banda!!!. Era espectacular ver como sus caras se iban transformando a medida que los ensayos iban avanzando y las canciones cada vez sonaban mejor.
A medida que se acercaba el último día del campamento, el día del concierto final, la ilusión, la alegría y los nervios se mezclaban dando lugar a un cocktail de ilusión y sentimientos.
¡No me extraña! en apenas una semana, muchos de ellos, se subirían por primera vez a un escenario. ¡¡Pura emoción!! Que me pone la carne de gallina de solo recordarlo.
… y como el tiempo, para bien y para mal, pasa deprisa, ya volvemos a tener el mes de julio a la vuelta de la esquina y volveremos al Maldita Beach Rock a disfrutar, una vez más de las clases, las risas, el buen rollo, la música y lo más importante: ¡¡la ilusión!! de estos pequeños genios de aprendices de músico.
¿Te animas?
http://www.malditabeachrock.com/
Hasta pronto,
Serginho Moreira.
Las fotógrafas Carol Arce y Alba Lamas de La Despensa Creativa estuvieron por allí:
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